En el Paraíso, la astuta Serpiente por medio del engaño consiguió la muerte física del hombre y torciendo la Palabra de Dios, logró que le obedecieran mientras desobedecían a Dios. En el desierto Satanás también utilizó la Palabra de Dios para tentar a Jesucristo.
Satanás busca desesperadamente la perdición eterna del hombre y por todos los medios quiere que dejen de escuchar la Voz de Dios y desobedezcan sus mandamientos.
Adán y Eva habían recibido el mandato de Dios, fueron castigados porque prefirieron creerle a Satanás antes que a Dios. Después de la muerte de Jesucristo en la cruz ningún hombre puede ser excusado de ignorancia (Cf. Hechos 17:30, Hebreos 10:26-27), por eso Jesús en su resurrección ordenó que el Evangelio fuera predicado en todo el mundo, para redimirnos por medio de bautismo, y siendo discípulos suyos, nos rescató de la esclavitud del pecado, por medio de su Sangre, para llevarnos de regreso al Padre y sacarnos del reino de la oscuridad a la luz, de la rebelión a la obediencia de los mandatos de Dios, de la ignorancia a la Verdad.
Jesús advierte «quien me sigue no andará en tinieblas». Porque el camino hacia el Padre es el camino de la Santidad y de la obediencia a sus mandamientos, los pecadores transitan fuera del camino (Cf. Isaías 35:8). A los primeros cristianos les llamaban «los del camino», porque un discípulo sigue a su maestro, mora con él y lo imita.
Por esta razón la Escritura advierte que quienes después del conocimiento de la Verdad se obstinan en su pecado ya no obtiene el perdón, pues desprecian a Cristo como Redentor y pisotean su Sangre. El castigo por su desobediencia es la Muerte Eterna, ya que cometen el pecado de blasfemia contra el Espiritu Santo.
Marcos 16:16 el que creyere y se bautizare se salvará; pero el que no creyere será condenado.
Para salvarse es necesario bautizarse y creer en el Evangelio de Cristo.
La Tradición apostólica, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan de Dios, están íntimamente unidos, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros. Los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de los hombres.
Quienes prefieren creerle al heresiarca Bergoglio no creen en la Palabra de Dios, sino que han preferido creerle a Satanás.
El Espiritu Santo nos santifica y nos enseña la Verdad plena, para llevarnos a Dios.
Pero el Anticristo es el reinado de la Mentira, que lleva a la perdición eterna, logrando la desobediencia a Dios por medio del engaño y de la herejía .
2 Timoteo 4:2 – Torres Amat (Traducción de la Vulgata al castellano 1825)
Porque vendrá tiempo en que los hombres no podrán sufrir la sana doctrina, sino que, teniendo una comezón extremada de oír doctrinas que lisonjeen sus pasiones, recurrirán a un montón de doctores propios para satisfacer sus desordenados deseos.
Bergoglio es Padre de la mentira y un hábil maestro del engaño.
En su rebelión pervierte la Palabra de Dios y la anula para lograr la condenación eterna de quienes ya han sido infieles a la Nueva Alianza (Cf. 2 Tesalonicenses 2:11, Daniel 11:32) y complacidos en sus pecados han preferido creer las mentiras de Bergoglio en lugar de creer y defender la Verdad del Evangelio.
Con eso abrió su boca en blasfemias contra Dios, blasfemando de su nombre, y de su Tabernáculo, y de los que habitan en el cielo.


«Jesús se hizo un poco ‘el idiota’» « Jesús no estaba limpio» y que Jesús «violó la moral»

Blasfemia de Bergoglio en contra de Jesucristo: “Por su ‘aventura’, probablemente también Jesús tuvo que pedir disculpas a sus padres”
Blasfemia de Bergoglio en contra de la Virgen María «¡La Virgen seguramente tendría ganas de decir al Ángel: “¡Mentiroso! ¡Me has engañado!”»
«Dios no existe: ¡no se escandalicen! ¡Dios así no existe! Existe el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo: son personas, no son una idea en el aire… ¡Este Dios spray non existe! ¡Existen las personas!» (News.va , Bergoglio 09 de octubre 2014 )
Bergoglio maliciosamente tuerce las Palabras de San Pablo e incluso niega el milagro de la multiplicación de los peces y panes , llamándolo despectivamente «parábola» y se atreve a darle una nueva interpretación herética marxista.
Daniel 8: 25.
Y, por su habilidad, triunfará el engaño entre sus manos. Se exaltará en su corazón, y por sorpresa destruirá a muchos. Se alzará contra el Príncipe de los Príncipes, pero – sin que mano alguna intervenga – será quebrantado
1 Juan 3:8
Quien comete el pecado es del Diablo, pues el Diablo peca desde el principio. El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del Diablo.
MENTIRA BERGOGLIANA.
Dijo entonces la serpiente a la mujer: ¡Oh! ciertamente que no moriréis.



Pero no era esto posible, porque no ignoraba Juan esta circunstancia que él mismo había profetizado, cuando dijo: «He aquí el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo»: llamándole Cordero publica su muerte, porque El ha hecho desaparecer el pecado mediante su Cruz. ¿Cómo, pues, había de ser un gran Profeta el que ignora las cosas propias de los Profetas? Porque dice Isaías: «Fue llevado a la pasión como una oveja» ( Is 53,7), etc.
Puede resolverse de otra manera esta cuestión, teniendo en cuenta el tiempo en que se verificó esto. Afirma Juan desde las orillas del Jordán que El es el Redentor del mundo y luego desde la cárcel pregunta si El mismo vendrá, no porque tuvo duda de que fuera el Redentor del mundo, sino que pregunta para saber si el que había venido por sí mismo al mundo bajaría por sí mismo a los abismos del infierno.
Por eso no dice: «Eres Tú el que viniste», sino «eres Tú el que has de venir». Hazme saber a mí, que he de descender a los infiernos, si debo yo anunciarte también a los infiernos, o si está reservado a otro, que ha de venir, la realización de este misterio.
Es necesario observar que Jerónimo y Gregorio no dijeron que debía Juan anunciar la venida de Cristo al infierno para convertir a la fe a algunos de sus habitantes, sino para consolar con su próxima venida a los justos que permanecían esperando a Cristo.
Es indudable que él, como precursor, anunció que debía venir; que, como Profeta, le conoció como viviente; que, como confesor, le honró en su venida y es cierto que no se mezcla el error en él con la abundancia de su luz. Y ciertamente no se puede creer que le faltó a él en la cárcel la gracia del Espíritu Santo, puesto que el mismo Apóstol pudo dar para los que le acompañaban en la prisión, la luz de la virtud del Espíritu.
No pregunta, pues, como si no lo supiera, sino de la manera con que preguntaba Jesús: «En dónde está Lázaro» ( Jn 11), para que le indicaran el lugar del sepulcro, a fin de prepararlos a la fe y a que vieran la resurrección de un muerto; así Juan, en el momento en que había de perecer en manos de Herodes, envía a sus discípulos a Cristo, con el objeto de que, teniendo ocasión de ver los milagros y las virtudes de Cristo, creyesen en El y aprendiesen por las preguntas que le hiciesen. Que efectivamente los discípulos de Juan habían tenido cierta envidia contra Cristo, lo demuestra la pregunta siguiente, de que ya se ha hablado: «¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos con frecuencia y tus discípulos no ayunan?» ( Mt 9,14).
Mientras Juan estuvo con los suyos les hablaba continuamente de todo lo relativo a Cristo, esto es, les recomendaba la fe en Cristo y cuando estuvo próximo a la muerte aumentaba su celo, porque no quería dejar a sus discípulos ni el más insignificante error y ni que estuvieran separados de Cristo, a quien procuró desde el principio llevar a los suyos. Y si les hubiese dicho: marchaos a El porque es mejor que yo, ciertamente no los hubiera convencido, porque hubieran creído que lo decía por un sentimiento propio de su humildad y de esta manera se hubiesen adherido más a él. ¿Qué hizo, pues? Espera oír de ellos mismos los milagros que hizo Jesús. No manda a todos, sino solamente a los dos, que él creía eran los más a propósito para convencer a los demás, para evitar toda sospecha y para juzgar con los datos positivos la diferencia inmensa entre él y Jesús.
Miró, pues, en esto Juan, no a su propia ignorancia, sino a la de sus discípulos y los envía a ver sus obras y sus milagros, a fin de que comprendan que no era distinto de Aquel a quien él les había predicado y para que la autoridad de sus palabras fuese revelada con las obras de Cristo y para que no esperasen otro Cristo distinto de Aquel de quien dan testimonio sus propias obras.
Lucas 13:33. No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.Mateo 25:41 Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles.

Bergoglio desde Argentina ya era un hereje formal y un apóstata, que como un experto actor protagonista de su parodia, sigue su mismo guion, repitiendo las mismas herejías y blasfemias, de su agenda radical liberal contenida también en sus libros heréticos.
En rebelión contra Dios lleva a la practica su obsesivo plan de venganza contra la Iglesia por medio de la táctica modernista y con ello está llevando a las masas a la destrucción eterna.
El Santo Papa Pío X denunció esa táctica propia de los herejes modernistas:
»Así, pues, venerables hermanos, reconocemos que el método apologético de los modernistas, que sumariamente dejamos descrito, se ajusta por completo a sus doctrinas; método ciertamente lleno de errores, como las doctrinas mismas; apto no para edificar, sino para destruir; no para hacer católicos, sino para arrastrar a los mismos católicos a la herejía y aun a la destrucción total de cualquier religión.
… » Y como una táctica de los modernistas.., táctica, a la verdad, la más insidiosa, consiste en no exponer jamás sus doctrinas de un modo metódico y en su conjunto, sino dándolas en cierto modo por fragmentos y esparcidas acá y allá, lo cual contribuye a que se les juzgue fluctuantes e indecisos en sus ideas, cuando en realidad éstas son perfectamente fijas y consistentes..» Carta Encíclica Pascendi SS Pío X .
Daniel 8:11-12
Llegó incluso hasta el Jefe del ejército, abolió el sacrificio perpetuo y sacudió el cimiento de su santuario y al ejército; en el lugar del sacrificio puso la iniquidad y tiró por tierra la verdad; así obró y le acompañó el éxito.
Bergoglio en repetidas ocasiones ha utilizado el mismo ejemplo de San Juan el Bautista en su intento obsesivo de pervertir el Evangelio, las anteriores han pasado desapercibidas.
Sobre Bergoglio recae el anatema bíblico por tener la pretensión de corregir la misma Palabra de Dios, constituyéndose a si mismo en su propio dios.
San Pablo advierte:
“Pero aun cuando nosotros mismos, o un ángel del cielo, si posible fuese, os predique un evangelio diferente del que nosotros os hemos anunciado, sea anatema”.
Los seguidores y cómplices del heresiarca Bergoglio recibirán el mismo castigo eterno.
Apocalipsis 19:20. Entonces fue presa la bestia, y con ella el falso profeta que a vista de la misma había hecho prodigios, con que sedujo a los que recibieron la marca de la bestia, y a los que adoraron su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos en un estanque de fuego que arde con azufre.
En esta gran Apostasía, la impostura bergogliana no solamente esta respaldada por sacerdotes apóstatas sodomitas, sino también por cómplices laicos apóstatas y por la prensa radical liberal apóstata. Por eso como parte del fiel remanente católico es nuestro deber advertirles a todos nuestros hermanos católicos que no se dejen engañar y que rechacen a ese impostor, porque quienes obedecen y le creen las mentiras del heresiarca Bergoglio, obedecen a la astuta serpiente disfrazada de papa y desobedecen a Dios.
Los que obedecen y le tributan culto a Bergoglio como papa se perderán, pues un falso papa es un ídolo. La Iglesia dogmáticamente enseña que los que apoyan a los herejes están excomulgados ipso facto.
La Abadesa Hildegarda de Bingen, escribió:
A Este hombre se le denomina hombre del pecado porque llevará a cabo y favorecerá todos los males, y se le llama hijo de la perdición, porque la muerte y la perdición serán sus dominadoras y, como ya se ha dicho, seducirá a multitud de los pueblos y con modos perversos e infames los atraerá a si y se hará adorar como Dios.
Como dice Juan al presentar la revelación de la verdad, y al describirlo con la imagen
de una bestia feroz: “Y lo adorarán todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no
están escritos en el libro de la vida del Cordero” (Ap 13,8). Para entender estas palabras tenemos que comprender que está hablando de cosas futuras, e interpretarlas así: Los que hayan puesto la morada de sus corazones en las cosas terrenales, cuyos nombres no están marcados con el signo de la santidad en la vida eterna y cuya boca conoce la mentira, adorarán a la bestia malvada inclinándose con el cuerpo y con la mente. Por tanto, también se perderá el que adore los escritos de este hombre perdido, tributándole culto, y quien conserve en su corazón los escritos de Satanás, que fue echado por Dios ya que quiso ser Dios. Por tanto también se le llama muerte, porque rehuyó la vida de aquel en quien no se encuentra la muerte, sino que más bien todo lo vivífica.
Todos los que sigan a este hijo de la perdición y ejecuten sus obras no estarán escritos
en el Libro de la Vida del Cordero, porque este Cordero es la Palabra de Dios, aquella
Palabra, ¡Hágase!, de la cual toda criatura procede.
Debe estar conectado para enviar un comentario.