Y detrás de muchos discursos llenos de humo -al menos como aparecen en la reseña de los tres días, publicada ayer en el periódico Avvenire- es evidente que los objetivos son dos, los de siempre: comunión de divorciados y vueltos a casar y promoción de la homosexualidad- como tal, vivida en realidad de «pareja».
Lo cierto es que el congreso de la CEI de Asís muestra que el camino que se pretende recorrer es legitimar las relaciones homosexuales como tales, como si fuesen una simple variante de la naturaleza humana.
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