Bergoglio encubrió a cura pedófilo a petición de Vito Pinto y Coccopalmerio y lo devolvió al estado sacerdotal.

En un artículo del Enero 3 2017, escrito por Michael Brendan Dougherty  para el Magazine the Week,  se denuncia que Bergoglio y sus amigos cardenales han estado interfiriendo con los juicios de casos de abusos sexuales protagonizados por el clero, que están siendo manejados  por la Congregación para la Doctrina de la fe (CDF)  y se denuncia que ahora en  Roma  estos casos  se clasifican según dos criterios.

Un escándalo de abuso sexual infantil está viniendo para el Papa Francisco

Esta intervención ha llegado a ser tan endémica al sistema que se sabe que ahora los casos de abuso sexual sacerdotal en Roma  tienen  dos grupos de distinciones. El primero es culpable o inocente. El segundo es   » con cardenales amigos» o sin «cardenales amigos.»

Consideremos el caso del Padre Mauro Inzoli. Inzoli vivió de una manera extravagante y tenía tal gusto por coches llamativos que se ganó el apodo de «Don Mercedes». También fue acusado de molestar a niños. Supuestamente abusó de menores en el confesionario. Incluso llegó a enseñar a los niños que el contacto sexual con él estaba legitimado por las Escrituras y su fe. Cuando su caso llegó a CDF, fue declarado culpable. Y en 2012, bajo el papado del Papa Benedicto XVI, Inzoli fue expulsado del estado sacerdotal.

Pero hemos sabido que don Mercedes estaba  «Con Cardenales amigos». El Cardenal Coccopalmerio y Monseñor Pío Vito Pinto, ahora decano de la Rota Romana, intervinieron en nombre de Inzoli, y el Papa Francisco lo devolvió al estado sacerdotal en 2014, invitándole a «una vida de humildad y oración». Estas restricciones parecen no haber incomodado demasiado a Inzoli. En enero de 2015, don Mercedes participó en una conferencia sobre la familia en Lombardía.

Este verano, las autoridades civiles terminaron su propio juicio contra Inzoli, condenándolo por ocho delitos. Otros 15 estaban más allá del estatuto de limitaciones (Caducaron). La prensa italiana criticó al Vaticano, específicamente a la CDF, por no compartir la información que habían encontrado en su juicio canónico con las autoridades civiles. Por supuesto, el propio Papa pudo haber permitido a la CDF compartir esta información con las autoridades civiles si así lo deseaba.

Es asombroso que después de ceder a las solicitudes de intervención de Coccopalmerio y Pinto – peticiones que eran injustas y humillantes – el Papa procediera a dar autoridad sobre algunos casos de abuso sexual infantil a Pinto. Pero tal vez eso no es lo primero en su mente. Haciéndolo así sería recompensar a uno de los amigos del Papa Francisco y humillar a alguien que él ve como un antagonista.

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