Bergoglio blasfemó al Espíritu Santo y negó los dogmas marianos en Villavicencio.

Capture

La Blasfemia de Bergoglio en Villavicencio “Por las venas de Jesús corre sangre pagana” equivale a decir que Jesús heredó en su sangre el Pecado original, lo que es una blasfemia contra el Espíritu Santo y una negación de los dogmas marianos.

  • San Agustín, in Ioannem, tract. 10
Aunque el Señor tomó su cuerpo de la descendencia de Adán, no tomó su pecado; de él tomó el templo de su cuerpo, pero no la maldad, que había de arrojar de ese templo. (Catena Aurea Santo Tomas de Aquino – Jn 2,18-22 -)
  • Orígenes
Llamó al Señor fruto del vientre de la Madre de Dios porque no procedió de varón, sino sólo de María, pues los que tomaron la sustancia de sus padres, fruto son de ellos. (Catena Aurea)
  • Griego

Sólo este fruto es bendito, porque se produce sin varón y sin pecado. (Catena Aurea)

  • San Agustín:
“Todos los errores de los herejes acerca de Jesucristo pueden reducirse a tres clases: los concernientes a su divinidad, a su humanidad, o a ambas a la vez”.(Quaestiones evangeliorum, 5,45)
 
Antes de proferir la Blasfemia Bergoglio se inclinó  ante los indios paganos en Villavicencio Colombia.  Bergoglio torció el Evangelio de San Mateo dándole un enfoque de lucha de clases marxista. – liberacionista (mujer, indígenas, tierra)
 https://youtu.be/4ijTa6BiXHE?t=1h11m10s
bergoglio rindiendole culto a los indios paganos.gif

AMARAS AL SEÑOR TU DIOS Y SÓLO A EL RENDIRÁS CULTO.

San Mateo describe la genealogía de Jesús según la LEY no según la SANGRE y san Lucas menciona una genealogía de modo ASCENDENTE según el bautismo:
Orígenes, in Lucam, 28 (Catena Aurea Lucas 3:23)
Después de haber dicho que el Señor fue bautizado, expone su genealogía, no descendiendo de los superiores a los inferiores, sino subiendo desde Jesucristo hasta Dios; por lo que dice: “Y el mismo Jesús comenzaba”, etc. Se dice que empezó entonces, cuando fue bautizado y recibió el misterio de la segunda generación, a fin de que tú destruyas también la primera natividad, y nazcas en la segunda generación.

Nosotros heredamos el Pecado original pero no el Paganismo un pagano se hace no hace no se hereda por la Sangre por eso   la Catena Aurea de Santo Tomas de Aquino explica el caso de Ruth que renegó del Paganismo para adorar al Dios Verdadero:

  • Pseudo-Crisóstomo, opus imperfectum super Matthaeum, hom. 1 ( Catena Aurea, Santo Tomás de Aquino)

He creído superfluo exponer cómo Booz tomó por mujer a una moabita, Rut, sabiendo todos lo que la Escritura dice sobre éstos (en el libro de Rut). Sólo diré que Rut, en premio de su fe, se casó con Booz, porque renegó de los dioses de sus padres y adoró al Dios vivo. Booz, recompensando esta fe, la recibió por mujer para que de tal unión santificada naciese la descendencia real.

 

  • Teofilacto
Era también conveniente que desapareciese el culto de muchos dioses por medio de Jesucristo, y que sólo fuese adorado el único Dios.

 

  • San Hilario, in Matthaeum, 12

¿Qué cosa hay tan imperdonable como el negar en Cristo lo que es de Dios y quitarle la sustancia del Espíritu de su Padre, habiendo El consumado todas sus obras en el Espíritu de Dios, y habiéndose reconciliado en El el mundo con Dios?

Sobre la Blasfemia contra el Espíritu  Santo

San Hilario, in Matthaeum, 12

Si refuta, pues, ahora a los judíos, que después que vieron las obras de Cristo comprendieron que eran efecto de un poder sobrenatural y, sin embargo, se resistieron a creer que eran propias de Dios, su respuesta puede extenderse a todos aquellos que en adelante negaren la fe, a todos los que se arrojaren a la herejía, y a todos los que rehusaren dar a Cristo el nombre de Dios, y desconocieren su participación con la sustancia divina. Estos malvados no son capaces ni para indagar el conocimiento de la verdad, ni para vivir entre las gentes bajo el velo de la ignorancia. El árbol figura la humanidad de Cristo; porque por la fecundidad de su virtud puede producir todo buen fruto, de ahí es que un árbol será bueno llevando frutos buenos, mas un árbol será malo llevándolos malos. No porque un árbol malo pueda ser tenido por bueno y recíprocamente; sino que se pone esta comparación para darnos a entender, que o se debe abandonar a Cristo como cosa inútil, o se lo debe seguir como fuente de todos los frutos buenos. Por lo demás, el querer guardar un medio y atribuir a Cristo ciertas cosas y negarle sus grandes prerrogativas, el respetarle como a Dios y no admitir en El su participación con la Divinidad, es una blasfemia contra el Espíritu. Vosotros no os atrevéis a negarle el nombre de Dios por la admiración que os causa la grandeza de sus obras, y por sostener vuestra malicia rebajáis su nobleza y negáis su comunión con la sustancia del Padre.


Bergoglio había proferido la misma Blasfemia de forma diferente al decir que Jesús estaba «manchado por el pecado» la pagina de sacerdotes diocesanos refutó la idea herética :

 

Cristo no experimentó contagio alguno de la naturaleza pecadora…

De ahí que también confesamos una sola voluntad de Nuestro Señor Jesucristo, pues ciertamente fue asumida por la divinidad nuestra naturaleza, no nuestra culpa; aquella “naturaleza” ciertamente que fue creada antes del pecado, no la que quedo viciada después de la prevaricación. Porque Cristo… , sin pecado concebido por obra del Espíritu Santo, sin pecado nació de la santa e inmaculada Virgen Madre de Dios, sin experimentar contagio alguno de la naturaleza viciada. (Denzinger-Hünermann 487. Honorio I, Carta Scripta fraternitatis, al patriarca Sergio de Constantinopla, 634)

Teófilo de Antioquía

 

Decir que nosotros éramos pecado es locura, decirlo de Cristo es blasfemia

“Él no conoció pecado”. Experimentalmente, dice San Tomás, Cristo no conoció pecado, sino por el simple conocimiento Él lo conoció, pero no cometió ninguno. Lo hizo pecado por nosotros. Por nosotros, dice Illirico, que éramos pecado, pues, dice, el pecado es la substancia y la forma del alma. Ahora, decir esto de nosotros es locura, pero decirlo de Cristo es una blasfemia. (Cornelio a Lápide. Comentario al Evangelio de San Juan, c.V)

Dios se hace hombre perfecto, sin rechazar nada de la naturaleza humana excepto el pecado, que no es inherente a su naturaleza. […] Sólo la fe puede comprender este misterio, pues ella está en el fondo de todo lo que desborda la inteligencia y desafía la expresión. (San Máximo, el Confesor. Capita theologica, 1, 8-13 : PG 90, 1182-1186)

Véase aquí la figura y la realidad. En el primer caso se lee la semejanza de la serpiente con todas sus cualidades de animal, mas privándola del veneno; en el segundo caso Jesucristo, a pesar de estar libre del pecado, asumió la semejanza de la carne del pecado. Y al oír que era exaltado debe entenderse que quiere decir suspendido en lo alto y para que santificase el aire quien había santificado la tierra andando sobre ella. Entiéndase también por exaltación la gloria; porque aquella elevación en la cruz se convirtió en gloria de Jesucristo. Y en lo mismo que quiso juzgar, juzgó al príncipe de este mundo. Adán murió justamente porque pecó; más el Señor, que había sufrido la muerte injustamente, venció a aquél que le había entregado a la muerte. Y fue vencido porque no pudo obligar al Señor, estando en la cruz, a que aborreciese a los que le crucificaban, sino que más les amaba y rogaba por ellos. De este modo la cruz de Jesucristo se convirtió en su exaltación y en su gloria.

La muerte que mataba contenía pecado, como la serpiente que mordía tenía veneno. En cambio, la muerte del Señor estaba libre de todo pecado, del mismo modo que la serpiente de bronce no tenía veneno. Porque dice la Escritura: El cual no hizo pecado ni se halló dolo en su boca. Es lo que significó Pablo al decir: Y habiendo despojado de sus derechos a los Principados y Potestades, los exhibió públicamente a la vista de todos, formando con ellos un cortejo triunfal. Así como cuando el atleta valeroso toma a su adversario y lo levanta de la tierra y luego lo estrella, es cuando logra la más brillante victoria, así también Cristo, a la vista de todo el orbe echó por tierra a las Potestades adversas; y a los que en la soledad del desierto habían sido heridos. Él, suspendido en la cruz, los libró de todas las fieras. Pero no dijo: Conviene que sea suspendido, sino que sea exaltado, levantado. Es lo que parecía más tolerable en gracia de Nicodemo que lo escuchaba; y lo dijo Cristo acercándose así más a la figura de bronce. (San Juan Crisóstomo. Homilía XXV sobre el Evangelio de San Juan)

 

  • Papa Juan IV
    No hubo ningún pecado en Cristo como deliran algunos herejes:

Así pues, uno solo es sin pecado, el mediador de Dios y de los hombres, el hombre Cristo Jesús (1 Tm 2, 5), que fue concebido y nació libre entre los muertos. Así en la obra salvífica de su santa carne, nunca tuvo dos voluntades contrarias, ni se opuso a la voluntad de su mente la voluntad de su carne. De ahí que, sabiendo que ni al nacer ni al vivir hubo en él absolutamente ningún pecado, convenientemente decimos y con toda verdad confesamos una sola voluntad en la humanidad de su santa dispensación, y no predicamos dos contrarias, de la mente y de la carne, como se sabe que deliran algunos herejes, como si fuera un simple hombre. En este sentido, pues,… [el papa Honorio] escribió [a Sergio] que no se dan en el Salvador, es decir, en sus miembros (cf. Rom 7, 23), dos voluntades contrarias, pues ningún vicio contrajo de la prevaricación del primer hombre. (Denzinger-Hünermann 496-497. Juan IV. Carta Dominus qui dixit, al emperador Constantino III, 641)

En Cristo la naturaleza divina tiene todo lo que es divino y la humana todo lo que es humano, sin ningún pecado

Profesamos asimismo que cada una de sus naturalezas tiene una propia natural peculiaridad: la divina tiene todo lo que es divino y la humana todo lo que es humano, sin ningún pecado. Reconocemos que ambas las naturalezas son del único y mismo Dios Verbo encarnado, es decir, hecho hombre, de una manera inconfusa, inseparable, inmutable, mientras solo la inteligencia distingue lo que está unido. Porque rechazamos del mismo modo la blasfemia de la división y la de la confusión.(Denzinger-Hünermann 543. Agaton, Carta Consideranti mihi, a los emperadores, 27 de marzo de 680)

Anuncio publicitario