(Y los ladrones desentierran y roban…). Ladrones son los herejes y los demonios, que siempre están dispuestos a quitarnos las gracias espirituales (Rabano Mauro, en Catena Aurea, val. I, p. 385).
Autor: Sacerdote Apóstoles de María
¿LA DOCTRINA CRISTIANA ES UNA MODA?
Algunos viven afanados en hacer creer que la doctrina católica es una cuestión de moda, que está sujeta a cambios y caprichos personales de cada individuo. Las circunstancias actuales nos dicen que no…
Esta tendencia es muy defendida por aquellos que, lejos de guardar la disciplina y los Mandamientos del Decálogo, viven buscando el relajamiento de la fe, la moral y las sanas costumbres, para así, justificar sus pecados y librarse de la disciplina católica y de la Ley de Dios.
No es así hermanos, la historia nos respalda frente a esta defensa bien fundada, que la doctrina de la Santa Iglesia Católica, no puede estar sometida ni a caprichos ni a cambios esenciales bajo ningún caso o circunstancia.
Este es el fundamento a nuestra resistencia y a nuestra desobediencia a los herejes que le están haciendo la guerra a Dios.
Veamos por qué ?:
La Doctrina Católica, es la enseñanza, obras y dichos de Nuestro Señor Jesucristo…, contenido en los Evangelios y en la Tradición de la Santa Iglesia.
En otras palabras: es el conjunto de dogmas o verdades que nos reveló, de los preceptos que nos impuso y de los consejos que Él nos dio, según están contenidos en el Evangelio y en la Tradición.
Doctrina Cristiana es la doctrina que nos enseñó Nuestro Señor Jesucristo para mostrarnos el camino de la salvación. (Cf. CATECISMO MAYOR Prescrito por San Pío X el 15 de julio de 1905 Edición de 1973)
Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enséñenles a cumplir todo lo que yo les he encomendado a ustedes. Mt 28,19-20.
Según esta definición, respaldada de la Sagrada Escritura y contenida en el Catecismo Mayor, la Doctrina Católica, consta de tres distintos elementos, bajo un mismo fin:
Las VERDADES DOGMÁTICAS, que ilustran la inteligencia en todo lo referente a Dios y a nuestro destino.
Los PRECEPTOS MORALES, que dirigen la voluntad a la práctica de las virtudes.
Y los CONSEJOS EVANGÉLICOS, que descubren a las almas generosas los caminos de la santidad.
Todo esto, se contienen en el Evangelio y en la Tradición, y se halla encomendado por Nuestro Señor Jesucristo al Magisterio infalible de la Iglesia, que sólo debe transmitir, pero no omitir.
Estamos ciertos que la doctrina cristiana que recibimos de la Iglesia Católica es realmente verdadera porque Jesucristo, divino Autor de esta doctrina, la confió por medio de sus Apóstoles a la Iglesia fundada por El, a la cual constituyó Maestra infalible de todos los hombres y prometió su divina asistencia hasta el fin del mundo. (Cf. CATECISMO MAYOR Prescrito por San Pío X el 15 de julio de 1905 Edición de 1973)
Es así hermanos, que la Doctrina de Nuestro Señor, la cual dejó a su Santa Iglesia…, tiene la misión de GUARDAR FIELMENTE, DEFENDERLA CONTRA LAS HEREJÍAS Y TRANSMITIRLA POR TODO EL MUNDO PARA LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS.
La Iglesia verdadera es SANTA porque santa es su cabeza invisible, que es Jesucristo, santos muchos de sus miembros, santas su fe, su ley, sus sacramentos, y fuera de ella no hay ni puede haber verdadera santidad. (Cf. CATECISMO MAYOR Prescrito por San Pío X el 15 de julio de 1905 Edición de 1973)
Creo que esto dice mucho a nuestros detractores, que se ufanan por defender su verdad y no la de Dios…
Es una buena garantía de salvación saber de quién se ha de huir (Se refiere a los falsos doctores, que enseñan su propia doctrina y no la de Cristo) (San Juan Crisóstomo, en Catena Aurea, val. I, pp. 440-441).
Querría que, así como os apartáis de los placeres de los deseos carnales, cerráseis también los sentidos de vuestra alma a las doctrinas del error (SAN LEÓN MAGNO, Sermón 45, sobre la Cuaresma).
Como piezas falsas que imitan la moneda del rey legitimo, parecen estas obras, a primera vista, impresas con el troquel de la piedad o acuñadas con ella. Pero en realidad no llevan la impronta de la moneda autorizada, quiero decir, de los Padres católicos, reconocidos universalmente, ni proceden de la oficina legal de los antepasados, ya que no forman parte del genuino legado de sus enseñanzas. Al contrario, son piezas fabricadas clandestinamente y en forma fraudulenta por los mismos demonios, que las hacen circular enseguida para engatusar a los ingenuos e ignorantes (CASIANO, Colaciones, 1, 20).
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