Bergoglio ‘manda al psicólogo a los sacerdotes fieles y los doctores de la Iglesia y maestros de nuestra fe’

El libro-entrevista de Dominique Wolton a Bergoglio admitió que él permite la «unión civil» homosexual y a la pregunta: «¿Cuál es el principal pecado ? Su respuesta fue: ‘Todo lo que está por debajo de la cintura es lo de menos, y si El sacerdote te pregunta por qué, ¿con quién?, o ¿cómo? Lleva a ese sacerdote a un psicólogo».

1 Corintios 6:18″¡Huid de la fornicación! Todo pecado que comete el hombre queda fuera de su cuerpo; mas el que fornica, peca contra su propio cuerpo.»

bergoglio libro

Wanderer 23 de marzo de 2018 «Un psicólogo a la derecha»

Se presentó anoche en Madrid el libro Política y sociedad, que reúne conversaciones entre el Papa Francisco y el sociólogo francés Dominique Wolton. El libro fue presentado, entre otros, por Carlos Osoro, cardenal arzobispo de la capital española.

Tal como puede apreciarse por la detallada noticia que se da del acto y del escrito, nos encontramos frente a un nuevo y preocupante panaché de impiedades que podrán degustar leyendo la noticia periodística.

Por mi parte, comentaré aquello más ha llamado comprensiblemente la atención de la prensa, y es lo que el Santo Padre afirma en la página 232 del libro: la ‘unión civil’ de los homosexuales es posible, y lo explica con estas palabras “El matrimonio es la unión de un hombre con una mujer. Ése es el término preciso. Llamemos a las uniones del mismo sexo ‘unión civil’”. Y varios datos hacen sospechar que este tema se encuentra en la agenda del pontífice, pues le habrían dedicado bastante tiempo de la conversación. Afirma Wolton que “»Francisco no ha puesto ninguna condición, no me hizo ninguna censura. Sólo me pidió omitir el nombre de una pareja de homosexuales argentinos para que no se les conociera”.

Lo que a mi entender es más preocupante es esta afirmación que trae el libro: “¿Cuál es el principal pecado?, le pregunté -escribe Wolton-. Y su respuesta fue ‘Todo lo que está debajo de la cintura es lo de menos, y si un sacerdote os pregunta ¿por qué?, ¿con quién?, o ¿cómo?… que se lleven a ese sacerdote a un psicólogo’”. Claro que concedemos que los pecados que provienen de lo que está “debajo de la cintura” son menos graves que muchos otros, tales como la soberbia, la herejía o la injusticia, pero eso no significa que no sean graves y merecedores de las penas del infierno, como nos enseña el catecismo. Pero es inconcebible que el Santo Padre mande al psicólogo al sacerdote que, en confesión, pregunta ¿por qué?, ¿con quién?, o ¿cómo? Cualquier cristiano que conozca los rudimentos de la teología moral sabe que las modalidades de los actos cometidos contra el sexto mandamiento, aumentan o disminuyen su gravedad. No es lo mismo fornicar con una mujer soltera que con una casada, tampoco es lo mismo hacerlo con una persona del otro sexo que del mismo, y tampoco son lo mismo muchos otros detalles que por modestia mejor nos ahorramos de detallar. Y esto no es ocurrencia de un curita obsesionado con el sexo; esto es teología católica elemental, porque si ese curita al que el papa Francisco presenta como perturbado mental tiene que ir a hacer terapia al psicólogo, deberán entonces acompañarlo, entre muchísimos otros, Santo Tomás de Aquino y San Alfonso María de Ligorio que son muy claros y precisos sobre estos temas en sus obras.

En síntesis, el papa Francisco está mandando al psicólogo a una buena cantidad de doctores de la Iglesia y maestros de nuestra fe. La verdad es que da para sospechar acerca de quién es el que efectivamente precisa un psicólogo. O le podríamos pedir al finado Dr. Alfonsín que, como en su campaña electoral de 1983, mandé un psicólogo a su derecha, o a su izquierda.

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Con estas y parecidas palabras, el desgraciado Hijo de la Perdición engañará a los hombres, enseñándoles a vivir según el gusto ardiente de la carne y a consentir en todo deseo carnal (30).

El diablo ha tenido a seguidores en el Antiguo Testamento y los tiene en el Nuevo. De los saduceos se derivan los herejes que niegan la creación de los primeros vivientes, pero el error de éstos es peor, ya que es la negación absoluta de Dios en la creación y en las almas. Todos ésos adorarán al Hombre de la Perdición y, abandonando la fe de Dios omnipotente, proclamarán que no hay ningún obstáculo en desobedecer sus preceptos.


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