El 16 de Abril del 2017, la pagina Crux informó que Bergoglio «rompió una vez más con la tradición el Domingo de Pascua, dando una larga homilía improvisada, centrada en una llamada telefónica del día anterior con un joven ingeniero que sufría de una enfermedad grave.»
Bergoglio dio un sermón blasfemo, donde sin ningún temor tentó a Dios, cuestionando la Resurrección de Jesucristo:
«Si el Señor ha resucitado, ¿cómo pueden suceder estas cosas?; ¿cómo pueden ocurrir tantas desgracias, enfermedades, trata de personas, guerras, destrucción, mutilación, venganza, odio?. ¿Dónde está el Señor?».
Bergoglio se quejó contra Dios como el Pueblo de Israel se rebeló contra Dios en el Desierto.
Crux continuó con el sermón blasfemo: Francisco entonces compartió que el sábado llamó a un joven, un ingeniero con una «enfermedad grave», y (Bergoglio) le dijo «no hay explicaciones de lo que le está sucediendo a usted. Mira a Jesús crucificado, Dios ha hecho esto con su hijo. No hay otra explicación.
A esto dijo (Bergoglio), el hombre le respondió: «Sí, pero él [Dios] le preguntó a su Hijo y el Hijo dijo que sí. A mí no me preguntó si yo quería esto.
Bergoglio también cambió el significado redentor de la Resurrección de Cristo y le dio un enfoque marxista.
San Ambrosio:
Incluso los herejes parecen poseer a Cristo, porque ninguno de ellos niega el nombre de Cristo. Sin embargo, quien no confiesa todo lo que pertenece a Cristo, de hecho niega a Cristo.
Fulton Sheen: “En efecto, (Nuestro Señor) estaba diciendo a Satanás: “Me estas tentando para que establezca una religión que suprima las necesidades; tú quieres que yo sea un panadero en vez de un salvador; un reformador social en vez de un redentor. Me estás tentando para que me aleje de mi cruz, sugiriéndome que yo sea un caudillo barato del pueblo, llenando sus vientres en vez de llenar sus almas. Quisieras que yo comenzara con la seguridad en vez de terminar con ella; quisieras que yo trajera la abundancia externa en vez de la santidad interior…El pan sin Mí puede dañar al hombre; Y no hay seguridad real aparte de la Palabra de Dios. Si solo doy pan, entonces el hombre no es más que un animal, y los perros también podrían venir primero a Mi banquete. Aquellos que creen en Mí deben sostener esa fe, aun cuando estén hambrientos y débiles; incluso cuando son encarcelados y flagelados”.
“¡Yo sé que es el hambre humana! Yo mismo he pasado cuarenta días sin comer nada. Pero rehúso convertirme en un simple reformador social que sólo se ocupa del vientre. No puedes decir que me desentienda de la justicia social, porque en este momento estoy sintiendo el hambre del mundo”.
“¡Apártate, satanás! Yo no soy como un trabajador social que nunca ha sentido hambre él mismo, sino uno que dice: “¡Yo rechazo cualquier plan que prometa hacer más ricos a los hombres sin hacerlos más santos!” ¡Recuérdalo! Yo, que digo: “¡No sólo de pan!”, ¡no he probado el pan desde hace cuarenta días!”.
Debe observarse que, aun cuando Nuestro Salvador permitiese al diablo que le pusiese sobre el pináculo del templo, sin embargo, no quiso descender a su dominio, dándonos ejemplo para que cuando alguno nos inste a subir por el camino estrecho de la verdad, obedezcamos; pero que si alguno quiere precipitarnos de la altura de la verdad y de la virtud a los abismos del error y de los vicios, no lo oigamos.
Pero por lo mismo que Satanás se transfigura en ángel de luz y prepara su perdición en las mismas Sagradas Escrituras a los fieles, usa muchas veces de textos de las mismas Escrituras, no para enseñar, sino para engañar. De donde prosigue: «Está escrito que te mandará sus ángeles».
Quebranta las flechas del diablo sacadas de las Escrituras, con los escudos de las mismas Escrituras. Así, pues, le dice Jesús: También está escrito: «No tentarás al Señor tu Dios».
Debe observarse que se cometió una grave injuria a Jesucristo cuando fue tentado por el demonio y éste le dijo: «Si eres Hijo de Dios arrójate al abismo». Pero no se turbó ni increpó a su enemigo, mas cuando el demonio le quiso usurpar el honor de ser Dios, indignado lo rechazó diciéndole: «Retírate, Satanás», para que nosotros aprendamos en El a sufrir las injurias de una manera digna, pero que no consintamos que lleguen ni aun al oído las injurias contra Dios. Porque es muy laudable que cada uno sufra con resignación las propias injurias, pero tolerar las injurias del Señor es hasta impío.
De donde prosigue: Está escrito, pues: «Sólo adorarás al Señor tu Dios y sólo a El servirás». Nuestro único bien y nuestro Señor es la Santísima Trinidad, a quien únicamente debemos con razón la servidumbre de nuestra piedad.
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